A dos Doms alemanes no les importa nada el aspecto. Les encanta el sexo hardcore y a cualquiera que comparta su pasión. Compraron un lugar que convirtieron en un calabozo para acomodar a otros adictos al sexo. Todos los fines de semana invitan a un sub voluntario que quiere estirar y rellenar su trasero. Honda, juego de culo, fisting y buena a la antigua ... ¡todo vale!