Este jovencito gay de 23 años lo tiene todo: alto, cuerpo suave, delgado, hermosa polla, culo adorable. Ha venido para ser entrenado en casa de un vicioso y dominante gay mayor con una reputación. Necesita entregarse. Ha venido al lugar adecuado: el maduro tiene una mazmorra y está acostumbrado a iniciar a los recién llegados de su clase. Lo desnuda, lo dirige, le venda los ojos, lo ata como a un esclavo por los brazos y los pies. Le hace retroceder cientos de años, a los días en que los esclavos obedientes eran corregidos por su Amo y disfrutaban plenamente del placer de la obediencia. El jovencito se entrega sin límites, con todo su cuerpo entrenado y estimulado por el dom, que le introduce en el placer de la entrega y el borde gay.