La sonrisa en la cara de este jovencito gay mientras se prepara para ser entrenado por uno de los dom man más duros lo dice todo: lo necesita y va a darlo todo. Le excita mucho la idea de que le tome la mano este señor mucho mayor que podría ser su abuelo. Los hombres maduros siempre le han excitado, sobre todo los dominantes. Con perfecta obediencia, se deja examinar de pies a cabeza, se desnuda y se abandona en las manos expertas del hombre al que le gustaría llamar Amo. Lo menos que podemos decir es que está motivado y aguanta: nada le asusta, y se lo toma impresionantemente bien mientras todo su cuerpo se pone rojo bajo las correcciones más sofisticadas. Un jovencito muy prometedor con sed de perversión.