Dos chicos se conocen al comienzo de las vacaciones de verano. Empezaron a divertirse, a besarse y a acariciarse. Tuvieron su primer polvo y luego cogieron confianza. Desde entonces, los chicos han desarrollado una relación sencilla: cuando se encuentran, el de abajo se arrodilla y empieza a chupar. Toma la polla del otro sin decir una palabra. Recibe su orina y su semen... ¡Buen chico!