Este gatito gay firmó un contrato para entregarse por completo a una dominatrix muy viciosa de 25 años. El tipo lo alojó en un rincón insalubre durante dos días y luego vino a follárselo. El pasivo no veía la hora de desnudarse y cuando llegó su Amo se sintió más atraído y dominado que nunca. Dejó que el jefe le dominara como siempre había soñado, se la chupó con devoción y luego se hizo follar su culo necesitado en los lavabos de este espacio destartalado. Le excita.