Dos constructores y amigos comparten el mismo pasatiempo: convertir a un chico en un esclavo sexual. Hoy hacen una visita a un conductor de ambulancia. Lo tratan como a un perro. Lo usan como un juguete sexual y se complacen en humillarlo. Con el rostro cubierto de saliva, debe usar la lengua para limpiar sus botas sucias. Se follan su cara y su culo por un tiempo y luego se terminan viendo un porno heterosexual. Misión cumplida.