Un submarino en un cabestrillo, con las piernas abiertas, el agujero expuesto, listo para ser utilizado. Dos granujas entran con una botella llena de lubricante. El sumiso está a punto de que le estiren el agujero, pero no por una polla o dos. Va a dejar que los dos pervertidos le metan el puño hasta los codos. Sesión de fisting caliente no apta para pusilánimes.