Dan Brougton acaba de terminar un combate de boxeo y necesita relajarse urgentemente. Envía a un joven masajista a los vestuarios. Dan conoce el truco: sabe que la mayoría de los masajistas contratados tienen instrucciones de cuidar bien a los campeones. Se pone semidesnudo para poner a prueba al tipo, y no es para menos: sus manos se posan rápidamente en su culo con gran deseo. Dan se pone en pie con una erección de mil demonios y por fin consigue ocuparse del masajista, masajeándole la garganta con golpes de polla furiosos y metiéndole el culo bien abierto en la mesa. Después de usar sus puños, se tirará s en el coño con su zob. ¡Una buena corrida!