Dos hombres rudos se encuentran en una carretera rural desierta: uno en un viejo camión militar, el otro en un coche. Lo que comienza como una persecución de alta tensión se convierte rápidamente en un crudo enfrentamiento entre dos alfas dominantes con asuntos pendientes. ¿La única forma de saldar cuentas? Dejarse de palabras, bajarse los pantalones y dejar que sea la polla la que hable. El sumiso se inclina, dispuesto a arreglar las cosas de la única forma que conoce: cogiendo cada centímetro del dominante en una follada sin límites al borde de la carretera. Poder, rivalidad y energía masculina en estado puro.