Cuando Akim, apodado “el Porrazo”, saca su tremenda polla, te quedas con la boca abierta en shock total. Tu parte intelectual desaparece, y te arrodillas al instante, listo para chuparle la verga al jefe. Eso fue exactamente lo que le pasó a White Wolf. Al principio, los dos habían quedado para una paja mutua… pero cuando el joven árabe sacó su rabo gordo y sin cortar, White Wolf no pudo resistirse. Se arrodilló frente a ese tío de barrio, apoyado tranquilamente en un coche dentro del parking, y se tragó la polla hasta el fondo de la garganta. Babeaba como una zorra, escupiendo y relamiendo cada centímetro con ansia. Se le caía la baba de lo rico que estaba. Y encima, el olor viril y fuerte de ese moreno de barrio le entró directo por la nariz y lo volvió completamente loco. Puro placer. Dominación gay callejera, mamada profunda, y adoración total de rabo. Auténtico espíritu citebeur.